PATACA o PATACÓN, voz usual en Francia e Italia desde la Edad Media, de origen desconocido; el ár. (Ȑa)bū tâqa es préstamo de la voz romance, deformada en árabe.

1.ª doc.: pataca, 1577, B. de Villalba (Fcha.), como moneda portuguesa; patacón, 1599, G. de Alfarache.

Donde se lee «aquellas rubias caras de los encendidos doblones, aquella hermosura de patacones, realeza de Castilla, que ocultamente teníamos y con secreto gozábamos en abundancia» (Cl. C. II, 212.4). Según Oudin, patacón «sorte de monnoye, doubles quadruples; monnoye de cuivre en Portugal, qui vault environ deux liards, c’est aussi la grande reale de Castille de huict, c’est a dire de 40 sols, qui se met en France pour 46»; otros ejs. en Vélez de Guevara (Fcha.); pataca como «cierta moneda» en Covarr.; y otros testimonios de ambas formas en textos del S. XVII cita Aut. Patacón es voz bien conocida y antigua en América, donde ya la hallamos en doc. argentino de 1650 (Chaca, Hist. de Tupungato, 160) y en crónicas coloniales referentes a Cuyo (Draghi, Canc., p. 468); Inchauspe, La Prensa de B. A., 21-V-1944. Además, ast. pataca ‘moneda de cobre de dos cuartos o cuatro uchaos u ocho maravedís’, «patacones, rales da ocho, pesos fuertes» (Rato), gall. pataco («un dos xudeus leva un pataco apegado na testa, riba dun bocho amoratado» Castelao 51.20) y patacón ‘moneda de diez céntimos’, «cierta especie de moneda» (Vall.), manchego pataquilla ‘pieza de cinco céntimos’ (Mateu i Ll.). Del castellano se tomaría el fr. patacon [1625, BhZRPh. LIV, 134], más tarde patagon (así en Mme. d’Aulnoy, último cuarto del S. XVII, hablando de un viaje por España, RH LXVII, 171).

También port. pataca, pataco (Gonçalves Viana, Apostilas II, 243), cat. patac, patacó, oc. patac [S. XV], fr. patard [S. XV], seguramente deformación de la voz occitana, it. patacca [1254], patachina [Savona, 1327], patacco [Piamonte, med. S. XIV], vid. A. C. Ott, ASNSL CXLIX, 275-8; Mateu i Llopis, Glos. de Numism., pp. 156-7, agrega más documentación, en especial da cita de Aviñón de 1385 (comp. para Aviñón Rosier, BhZRPh. XXVI, 204); Du C. da pataquus en Nimes en 1362 y mucha documentación occitana posterior de las formas patacus y patarus, además patatius en el Delfinado en 1343 y un pata en el Cartulario de Marsella, formas estas dos que son inseguras por su aislamiento. Si debiéramos juzgar por esta documentación, parecería que el vocablo es originario de Italia; en todo caso, los testimonios catalanes, castellanos y portugueses son bastante más tardíos que los de Occitania e Italia: razón de más para dudar del origen arábigo.

Éste lo indicó por primera vez Müller, y fué seguido por Dozy (Gloss. 326; Suppl. I, 5a y b), Devic (s. v. patard) y en general por todo el mundo. Se trataría de bā tâqa, variante de Ȑabū tâqa o bū tâqa, que es nombre del peso fuerte en Marruecos, en el Uaday y en Egipto; ignoramos si bā tâqa es forma real o solamente supuesta por Müller para apoyar esta etimología, pero importa poco, porque de todos modos ésta es imposible. Esta moneda africana es, en efecto, de procedencia europea, como lo muestran las columnas de Hércules que en ella se representan, con una corona de flores (Bocthor); justamente estas columnas, tomadas por las jambas de una ventana, pudieron inspirar la denominación arábiga, que significa ‘la de la ventana’. Pero si la moneda es de procedencia europea, es de la más extrema inverosimilitud suponer que los cristianos adoptaran un nombre que impusieron los africanos a una moneda que ellos les habían trasmitido; además, el nombre árabe no se documenta antes del S. XIX, seiscientos años más tarde que en Italia, y por último es imposible el cambio de bū tâqa en bā tâqa, que no se justificaría en la fonética arábiga; ya G. Viana se negaba a admitir esta etimología, fijándose en el cambio de b- en p- (razón que no era decisiva, pues hay algún caso suelto de esta ultracorrección en arabismos romances). Está claro, por el contrario, que bū tâqa es deformación que ha sufrido en África el vocablo europeo, por etimología popular; que en el Uaday se diga también Ȑabū šebbâk, como nombre de esta moneda, en el cual šebbâk es otra voz arábiga que significa ‘ventana’, no prueba nada en favor del origen arábigo, pues se trata de una mera sustitución del ár. literario tâqa por el vulgar šebbâk, más popular en la región.

En conclusión, la etimología se desconoce, aunque todo indica que el país de origen es Italia o el Sur de Francia1.

Pataca ‘aguaturma’ [Acad. ya 1817] es deformación de patata por influjo del nombre de la moneda.

1 Comp. el cat. y oc. patac ‘golpe violento’, voz onomatopéyica. Pero es dudoso que de ahí, por el golpe con que se hace sonar el peso fuerte, pueda venir el nombre de moneda.